27 de noviembre de 2018

Ángeles Santos comenta "La senda del rey"


      El día quince de noviembre nos reuníamos una vez más, en la biblioteca del Centro, un buen número de participantes del club de lectura del IES Zurbarán. Se trataba en esta ocasión de un encuentro muy especial, ya que el libro acerca del cual íbamos a intercambiar impresiones era La senda del rey, contando con la presencia de la autora, Rafaela Cano, profesora de Lengua y Literatura de nuestro centro.
Profesores en el club de lectura a vueltas con La senda del rey
     La novela había salido a la luz en febrero de 2018 y tan solo seis meses después, el grupo Penguin Random House le concedió el "Premio Caligrama" en la modalidad de best seller. En estos momentos, dicha editorial está preparando una segunda edición de la obra que podremos encontrar en las librerías el próximo mes de mayo. 
     Sabíamos también de la buena aceptación de La senda del rey en diferentes Ferias del libro de Extremadura, así como de la cobertura dada por medios de comunicación del ámbito regional y nacional: los diarios “Hoy”, el “Mundo”, y la prestigiosa revista digital “Zenda”, en la cual se publicó el pasado mes de mayo una elogiosa crítica de la novela.
     Con todas estas premisas, no es de extrañar que la convocatoria hecha por los coordinadores del club de lectura, Concha Villa y Jacinto Haro, haya tenido una acogida sin precedentes. La autora fue respondiendo a las cuestiones que se le planteaban, creando una tertulia distendida en la que los congregados comentaban aquellos aspectos que le habían suscitado mayor interés al leerla.
     Quienes nos dedicamos al estudio y la enseñanza de la Literatura no podemos dejar de destacar la cita que preside La senda del rey, extraída de la segunda parte de El Quijote, y en la que se hace referencia al morisco Ricote. Porque entendemos que Rafaela, no solo ha querido recuperar la memoria de un pueblo extinguido, sino también la de un subgénero literario, la novela morisca, que inmortalizara Cervantes, en las andanzas del “Capitán cautivo” y sus amores con la mora Zoraida, incluida en la primera parte de su obra.  
Magacela en la actualidad con su castillo en ruinas sobre el pueblo
     Probablemente, a Miguel de Cervantes, para esta novelita corta, le bastara con "literaturizar" una realidad que él conocía bien; en cambio, Rafaela Cano, cuatro siglos después, ha pergeñado un relato histórico de quinientas páginas, dedicando mucho tiempo a documentarse, a fijar la cronología de los hechos y a profundizar en las instituciones de la época para no caer en anacronismos. Nos ha presentado el drama de los moriscos, pueblo aljamiado que fue expulsado de España por el rey Felipe III, entre 1609 y 16013. Según explicaba la autora: “la Historia es su fuente de inspiración, le apasiona descubrirla, y después es muy fácil crear historias de la Historia” 
     A menudo sucede que lo más cercano es lo más desconocido, pero cuando encontramos un cabo y tiramos de la hebra, si aparecen vínculos emocionales, enseguida quedamos atrapados en la trama. Eso le sucedió a la novelista, quien nos explicaba que sabía del núcleo de población morisca más importante de Extremadura, Hornachos; sin embargo, tirando del hilo, fue arrastrada hasta Magacela y Benquerencia, poblaciones que distan de su localidad natal, Campanario, unos quince kilómetros.  
     Magacela es el escenario y es la protagonista absoluta de la primera parte de la novela, destacando su fortaleza, como vigía de un pueblo que se aferra a la vida cotidiana, aún sabiendo que el peso de la ley lo forzará a abandonar el hogar y la familia, y que tendrá que marcharse por una senda desconocida.
Un cromo del álbum de la Hª de España: la expulsión de los moriscos.
     Muchos contertulios destacaban en la obra, el manejo de la intriga, que los ha mantenido en vilo hasta el final. Porque para algunos personajes, habrá otros destinos que no sean la obligada Berbería, y en la trama se van engarzando peripecias para burlar la ley: demostrar la limpieza de sangre, encontrar un oportuno matrimonio, encontrar atajos para huir, disfrazarse como Ricote… 
     Para los que aún no la hayan leído, esperamos que estas líneas sean un estímulo, dado que la obra cumple con el precepto clásico “delectare et discere”, en palabras de la autora: “Yo escribo lo que me gustaría leer, cualquier historia tiene que entretejerse con amoríos y con amores, aunque sea con exceso de lágrimas”. 
     La senda del rey contiene los elementos de la novela histórica, pero también de la novela morisca: exaltación de afectos entre moros y cristianos, convivencia pacífica y ayuda mutua. Un ambiente idealizado que queda truncado cuando el poder impone la ley de la uniformidad y la pureza. 
     Sabemos que Rafaela está de nuevo inmersa en otro proyecto de novela histórica, nos ha desvelado que la protagonista será una mujer de alta alcurnia, y que como las ideas le hierven en la cabeza, lo único que necesita es tiempo. Nosotros se lo concedemos.

Ángeles es profesora de Lengua y Literatura en el IES Zurbarán

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